Lo que mata es la “transversalidad”…

Si en algo tuvo éxito la actual administración es, sin duda, en volver “transversal” una serie de situaciones.

La palabrita, que significa “a través”, o “perpendicular”, se adoptó originalmente en términos políticos y sociales, fue una de las bases del “relato”, aunque luego se fue generalizando y no siempre en el mejor sentido.

Tanto así que hoy, lo que es indiscutiblemente “trasversal” es la crisis que acorrala a todas las actividades productivas.

Las dificultades son comunes a las PYMES, a los medianos y a los grandes. Todos por igual. Todos “transversalmente” afectados por las mismas políticas.

Sin embargo, algunos sectores están peor que otros, por ejemplo, la producción agropecuaria y las exportaciones de cualquier rubro, más aún, si provienen del campo, o del mar.

Y, si bien la situación era esperable, ya que gradualmente se iba profundizando, tal vez no se previó en su actual magnitud, que algunos técnicos comparan ya con el 2001, y hasta peor.

La conjunción de caída en los precios internacionales de la mayoría de los productos de exportación argentinos, con una suba continua en los insumos para producirlos, más el creciente “costo argentino”, derivado de fletes caros, burocracia, paros sindicales, restricciones energéticas, etc. fue sacando paulatinamente de competitividad a las exportaciones locales.

Sin embargo, la gota de rebalsó el vaso fue, para la gran mayoría de empresarios y analistas, el permanente atraso del tipo de cambio, más evidente aún con la revaluación del dólar, y peor todavía, tras las fuertes devaluaciones de Rusia (60%), Europa (40%) y Brasil (50%), los principales clientes de la Argentina.

Eso, y quedar totalmente “fuera del tablero” fue todo uno, al punto que hoy, casi no hay producto (cualquiera sea su grado de proceso) que se pueda exportar y para el empresariado, es casi tan grave esto, como tratar de cobrar lo ya vendido.

Los compradores de productos del país se empobrecieron (devaluaron) y Argentina siguió manteniendo su tipo de cambio como si fuera rica (como Estados Unidos?) y le entraran capitales a diestra y siniestra como al país del norte.

Todo lo contrario, por eso, es el peor escenario.

Cada vez que Brasil devaluó fuerte y la Argentina no lo siguió, volamos por el aire”, recordó un estudioso de la región. Y para mantener eso, según el nivel que había en 2011, el dólar en Argentina debería estar a $ 18, o sea, 110% más que en la actualidad.

El tema es importante no solo porque Brasil es el principal cliente, y con el desfase cambiario se afecta fuertemente la balanza bilateral, sino también porque el “inmenso vecino” también es un poderoso competidor en el mercado internacional (carne, fruta, azúcar, pollos, soja, etc.).

Argentina no puede desconocer lo que pasa del otro lado de la frontera, y tampoco en la misma frontera…

La geografía se impone y ahora “del otro lado” todo es mucho más barato, lo cual tiene impacto directo (negativo) sobre la industria y el comercio argentino.

Claro, beneficia al turismo….¡brasileño!, cuyas playas pueden verse nuevamente invadidas por argentinos que dejarán allí los dólares que el país necesita ahora desesperadamente.

Algo similar ocurrió con Rusia y también con la Unión Europea donde el Euro, según Goldman Sachs, puede llegar a bajar hasta los 0,80 (por dólar), desde aquellos ahora lejanos $ 1,60 que alcanzó en su máximo. Pero la situación de Europa no es la local. Aunque su poder de compra caiga fuerte con la devaluación (y, por lo tanto, bajen sus importaciones), ellos prefieren priorizar la competitividad de sus sector industrial, de servicios, y también al turismo, muy beneficiado con un Euro barato.

Ya no queda a quien venderle, salvo a los países con monedas “fuertes”, como Estados Unidos, hoy por hoy menos competitivo, pero Argentina “está cara”, y tampoco tiene entonces esa posibilidad.

La otra mala noticia, especialmente para los productores, es que a causa de todo esto, los precios de los principales commodities seguirían flojos, y tampoco el petróleo, hoy apenas por encima de U$S 40 por barril, tendría recuperación cercana.

Tanto es así, que con cosecha de alrededor de 100 millones de toneladas (reales), solo por exportaciones de granos, las ventas que en 2013 totalizaron casi U$S 32.000 millones, ya habían caída a alrededor de U$S 28.000 millones el año pasado, y se prevé que difícilmente puedan superar los U$S 22-23.000 millones en este ciclo.

Por eso, algunos analistas consideran que la situación ya es “peor” que en 2001 pues, si bien el nivel del tipo de cambio es similar a entonces, en aquel momento no había retenciones, y ahora la presión tributaria es aproximadamente el doble que entonces.

Situación crítica para las empresas en los próximos meses, y herencia imposible para el gobierno que viene…