El Diario de...

Susana Merlo

Una mirada distinta de la Agroindustria

 Escribe Susana Merlo

 

Seguramente hubo más de un error durante el Gobierno de Carlos Menem…, pero hay un dato que se tornó muy actual a partir de la renovación del histórico pedido de eliminación de los derechos de exportación (DEX), más conocidos como retenciones, a pesar de que no lo son.

 

Pues bien, en los ´90, un período en el que se duplicó la producción de granos, que creció más de 80% la producción de leche, y que casi se triplicó el consumo de pollo y también se  comenzó a exportar este tipo de carne, entre otras muchas cosas, en ese lapso desaparecieron más de 120.000 productores agropecuarios.

El punto es que en aquella época, en la que prácticamente tampoco hubo inflación,  al campo “no” se le aplicaron retenciones (fue el único período de la era moderna en que no las hubo), y los impuestos se habían reducido al mínimo por la política económica aplicada por Domingo Cavallo que entendía que solo debía haber unos pocos impuestos.

Se liberó y privatizó todo el comercio (desparecieron las Juntas de Granos y de Carne), “aparecieron” los mercados en dólares, se rehabilitaron los warrants, hubo avances significativos en infraestructura (puertos, rutas, comunicaciones, aeropuertos…), se recibieron grandes inversiones especialmente en el área de alimentos con el ingreso de muchos capitales externos, tanto en carne, como en granos, harinas, dulces, y pesca, entre otros.

¿Qué pasó entonces?. ¿Cuál es la clave, si en aquel momento se hizo mucho más de lo que ahora se está reclamando?.

Según algunos analistas el error estuvo en la segunda parte del gobierno, desde fines del ´96, cuando por diferentes razones comienza a atrasarse nuevamente el tipo de cambio y, a pesar de que Menem quería salir de la Convertibilidad (el famoso 1 a 1), Roque Fernández que había sucedido a Cavallo, se negó a hacerlo.

La situación derivó en un creciente endeudamiento que terminó en 2 cuestiones: a) el aumento exponencial de la escala que ya se venía dando en los años anteriores, y que caracteriza a las producciones extensivas que se vuelven así mucho más competitivas, y b) en la mayor desaparición de productores medianos y chicos, muchos de los cuales se fueron transformando luego en rentistas, al arrendar sus predios a vecinos y productores más grandes.

¿Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia?

Para los entendidos, el problema ahora pasa por la necesidad de eliminar el “blend”, y sacar todas las intervenciones al comercio, comenzando por el dólar (lo que no está ocurriendo); alienar las tarifas con la evolución del tipo de cambio y, en definitiva, sincerar ya la economía.

Como decía el economista Ricardo Lopez Murphy, “primero hay que remover las restricciones al comercio, luego eliminar la brecha y, finalmente, levantar las retenciones”.

Ante esto, se alzan algunas voces que alertan que sin retenciones se va a pagar más renta agraria, algo que ya está ocurriendo con los altísimos arrendamientos (alquileres) que se siguen pagando a pesar de la seca y de la caída de los precios internacionales.

De todos modos, a la luz de los ocurrido en los ´90, pareciera que estas medidas (que aún no conforman un paquete) y los llamados de atención, no alcanzarían para evitar que se volviera a caer en la misma tendencia de hace 30 años atrás, con campos de actividad extensiva cada vez más grandes, y desaparición de pequeñas y medianas explotaciones (intensivas y especialidades), aunque sea de la mano de rentas extraordinarias.

Y en ese sentido, la decisión individual puede ser muy buena y formaría parte del esquema “libertario” del gobierno. Sin embargo, no parece demasiado inteligente como estrategia-país, más aún cuando se ven los estragos en Europa por la concentración de pobladores en las grandes urbes, y el costo que está implicando intentar que vuelvan a las zonas “rurales”, por necesidades ambientales y de calidad de vida.

 Es cierto que la coyuntura, con la fuerte caída de los precios agrícolas internacionales, no ayuda mucho, y que la Argentina todavía se encuentra en una situación de fragilidad económica que obliga a una gran cautela. Sin embargo, no es menos cierto que hay errores evitables y experiencias del pasado que deben ser tenidas en cuenta., especialmente en todo aquellos que implique “volver a la producción” que viene muy castigada, y no solo en el campo.

Cargas laborales, Ingresos Brutos, Impuestos a los Créditos y Débitos, falta de infraestructura, etc., y especialmente, la revaluación (“exagerada”, para muchos), son solo algunas de las cuestiones que se deberían priorizar para evitar daños mayores.

Y, si no es por los productores, al menos que sea por estrategia-país, y por ocupación territorial, para producir más y con agregado de proceso en cada zona y, especialmente, para que los que quedan no sigan trasladándose a las grandes urbes, que también colapsan por la falta de infraestructura adecuada.

En todo caso, para no volver a cometer el error de Menem

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