Una reunión de productores agropecuarios en Santa Fe, la semana pasada, concentró una de las mayores asistencias de políticos del orden nacional y provincial (excepto, obviamente, del oficialismo) de los últimos meses, incluyendo la reciente Exposición Rural en Palermo.
Semejante despliegue, con muy pocas ausencias, deja en claro no solo que la carrera proselitista por las presidenciales del año que viene, ya está lanzada, sino también que ninguno de los candidatos está dispuesto a dejar afuera al más mínimo porcentaje de votantes, sean estos urbanos o rurales.
Y, como es lógico, los “discursos” previos, durante y después de “las fotos” (en realidad, el verdadero objetivo de la mayoría de ellos para estar allí), se alinearon a lo que “ese” público quería escuchar.
A pesar de lo previsible, el repaso de ciertas situaciones no deja de sorprender, y desconcertar…
Veamos algunos ejemplos:
·Todos los candidatos, con mayor o menor audacia (según su ideología y que tan “cerca” estén de ser electos), abogaron por la eliminación o, al menos, el recorte de las retenciones para los productos del campo (esto incluye al propio ministro de la producción del Gobernador Daniel Scioli ¿?). Sin embargo, ninguno de ellos explicó porque las bancadas de sus respectivos partidos (o ellos mismos, ya que varios son legisladores) no solo no hicieron nada en esa dirección, sino que en general, votaron siempre a favor del mantenimiento, o el incremento del regresivo gravamen, cada vez que el Poder Ejecutivo lo pidió.
·El mismo criterio cabe para los ahora ex funcionarios devenidos, a causa de la campaña, en feroces “opositores”. También abundan los ejemplos.
·Uno de los candidatos más animoso, que aparece hoy con las mayores chances, fue más lejos aún al primerear a los dirigentes del campo, pidiéndoles que “exijan” una serie de medidas para que todos los candidatos las firmen y se comprometan a su cumplimiento. Una especie de “Pacto de la Moncloa agropecuario”?. Aquí los interrogantes son varios, o el candidato desconoce que, incluso, el día anterior se había entregado un supuesto listado al Gobierno nacional, o que hasta ahora los planteos sectoriales no tienen suficiente entidad (o contenido), o que la clase política prefiere que sean los propios dirigentes los que planteen y estudien las medidas, lo que por un lado, eximiría de esa responsabilidad a los candidatos, pero también, le daría argumentos contundentes contra sus propios adversarios luego, según los resultados.
·Más grave todavía, es que los asistentes “aplaudieron entusiasmados” esta propuesta, como si no se dieran cuenta, o no recordaran, tiempos pasados, otras situaciones y otros compromisos de campaña (siempre incumplidos, luego). Es más. Nadie preguntó, siquiera, por el pasado reciente (ni parecieron recodarlo), y mucho menos por el futuro, en el sentido del “como” pensaban –los candidatos- materializar las propuestas que estaban pregonando.
·También es grave que ni siquiera “el sector” tenga un discurso unificado y, en general, salvo algún item como el de las retenciones, aparecen diferencias notables entre ellos. Los ejemplos sobran: Ley de Tierras, Suelos, Semillas, Arrendamientos, y hasta se podría agregar los propios impuestos a la exportación, ya que alguna entidad tiene planteos “diferenciales” para su eliminación / rebaja, según se trate de productores más grandes o más chicos, como si el impuesto pesara distinto en la actividad de acuerdo al tamaño de la explotación.
·Menos homogeneidad aún se presenta en la “cadena” de los distintos productos. Por caso, y por citar solo un ejemplo, surgen permanentes cortocircuitos entre las entidades “madres” (la Mesa de Enlace) y Maízar que, supuestamente, representa a la cadena del maíz. También hay diferencias internas con los polleros (que prefieren que sigan las retenciones porque se les abarata la comida para las aves). Ni hablar con los aceiteros, molineros, y otros rubros industriales, y peor todavía con las grandes cadenas de comercio interno, o con los exportadores…Lo mismo vale para el trigo, el girasol, etc.
·En ese contexto, es casi imposible que haya una “propuesta” consensuada, exigible para su cumplimiento a todos los candidatos. En realidad, es sobre esta debilidad del sector que la Administración Kirchner basó su principal fortaleza para mantener “pisados” los precios de la producción; para restringir las exportaciones, y para intentar dirigir a su antojo los mercados, lo que logró con bastante éxito mientras hubo “abundancia” (de volúmenes y de nivel internacional de precios). Lo que no tuvieron en cuenta es que tal política podía convertirse en un “boomerang” para ellos mismos (lo que está ocurriendo exactamente ahora), aunque en medio, desaparecieron miles de productores, y hasta “productos”.
·Pero lo más grave de todo es que, salvo algunos grupos de estudio particulares o fundaciones, dentro del “campo” en general, solo saben lo que “no” quieren (precios máximos, retenciones, etc.), pero no parece que sepan muy bien lo que “si” quieren, y mucho menos, como se llega a eso. Entonces, ¿Qué pacto de la Moncloa Agropecuario le pueden llegar a exigir a los candidatos, y a los nuevos legisladores?