15/07/2025. (Escribe Susana Merlo, especial de Más Producción de La Mañana de Neuquén) Aunque parezca una verdad de Perogrullo, es imprescindible recordarlo, y a veces, con más frecuencia que otras. En el caso agroindustrial, la Argentina está estancada hace más de dos décadas, mientras los países “atrasados” de alrededor siguen creciendo y hasta obteniendo logros que el país aún no alcanza, como colocar carne vacuna en Japón; seguir siendo uno de los principales exportadores de trigo, o hasta decayendo con la soja, otrora la “reina de las oleaginosas”, mientras alrededor avanzan.
¿Sabrán esto los funcionarios? ¿O que la Argentina lleva perdidos más de U$S 4.000 millones, mayormente en soja, solo por no tener una Ley de Semillas y respetar la propiedad intelectual? Seguramente no lo conocen, o ya hubieran tomado otro tipo de decisiones…
Por otra parte, si también el propio sector lo supiera, y lo que les cuesta (y a todos los argentinos) no avanzar en estos temas clave, no se opondrían, o harían propuestas constructivas, en lugar de quedar en la mera protesta, algunas veces infundada. Pero para saber qué hacer, también hay que conocer hacia dónde va el mundo, qué es lo que viene, y eso es justamente lo que se analizó en el reciente encuentro anual de la FPC.
Con el comando de Gastón Bordieu (Galicia), titular de la Fundación, los especialistas Gustavo Oliverio y Gustavo López plantearon el escenario mundial de la próxima década, y en el que tendrá que insertarse el campo argentino, con temas clave tales como la aún creciente demanda de combustibles convencionales, a pesar de la presión ambiental que “declaman” casi todos los países, o el aumento constante en la demanda de proteínas animales, especialmente vacuna, aviar, porcina y huevos, pese al accionar de “verdes”, veganos y algunos ambientalistas.
De las dos primeras presentaciones, entre los muchos datos estratégicos, surge que India se consolida frente a China en población; que se “desacelera” el aumento mundial de habitantes, y que África será el continente con mayor crecimiento demográfico (+2,4% anual) en los próximos años. Según Naciones Unidas, las mayores subas son para los países emergentes, en tanto que Europa decrece.
Granos y carnes
En base a esto, y con más de 8.300 millones de habitantes dentro de 8 años (2033), habrá un lógico aumento en el consumo de alimentos que, en el caso de los granos, se espera mayor para los subproductos de la soja (aceite +15,6%) y harina (+11,2%), mientras que los granos aumentarán: 8,6% el trigo, 12,5% el maíz y 5,9% la soja. Sin embargo, el comercio mundial se duplica, dando una nueva gran posibilidad a la Argentina. También el respaldo que da el crecimiento del PBI, con énfasis en India y en China, y la mayor participación internacional de Brasil son datos destacados.
La producción agrícola, por su parte, tiene un crecimiento más parejo, de algo más de 11% promedio, pero con liderazgos destacados del maíz (+15,4%) y del aceite de soja, casi 17%. Ante eso, lo que se duplica a más de 20% en todos los rubros es el comercio, lo que muestra el aumento de la demanda y la aparición de más destinos.
En cuanto a las carnes, las perspectivas son de crecimiento en todos los casos, previéndose un incremento comercial de más de un millón de toneladas (llegando a los 13.500.000) para los primeros años de la próxima década. El crecimiento de todos los rubros (que se retoma el próximo año) está liderado por la carne de pollo, seguido por la vacuna.
Y, si bien Brasil es hoy el principal oferente (aumentó 800.000 toneladas sus exportaciones en los últimos 4 años, llegando a los 5 millones de toneladas), las previsiones internacionales son que Argentina pueda casi duplicar sus exportaciones de carne vacuna actuales, a alrededor de 1,6 millón de toneladas, de las algo más de 800.000 toneladas actuales. También la producción local de leche registraría un crecimiento paulatino de 4% anual, a casi 14.000 millones de litros para dentro de 5 años.
De tal forma, los principales rubros agroindustriales estarían proyectando, según Producir Conservando, un incremento en las exportaciones del sector que las llevaría a alrededor de U$S 60.000 millones (U$S 48.000 millones en granos y subproductos; U$S 6.700 millones de carne vacuna; más de U$S 1.000 millones en lácteos; unos U$S 860 millones de la avicultura, y unos U$S 1.700 millones en carne de cerdo. Además, claro está, de los biocombustibles, miel, fibras, etc.).
Más de U$S 20.000 millones extra “por año”, en lo que queda de la década… ¿Un sueño? ¿Una teoría? ¡Definitivamente no! Las posibilidades agroecológicas están. El know-how también. Y los productores quieren, en su mayoría. Solo falta que los que tienen responsabilidades (funcionarios, legisladores, gobernadores, intendentes, dirigencia, etc.) se enteren de que Argentina puede exportar mucho más de lo que ya lo hace (y no solo litio y energía), y obren en consecuencia, y “con conciencia”…